Mi nombre es Kristel Butendieck
y podría decir que he tenido una vida muy poco usual…
Tuve una niñez feliz, sin embargo, al igual que tú, he tenido muchos momentos de tristeza, frustración e inclusive de sentir que yo no era para esta sociedad o que ésta sociedad no era para mí, donde un sentimiento de soledad y frustración era una constante en mi día a día, viviéndolo en silencio porque aún sintiéndome así, tenía que cumplir con las exigencias de la vida cotidiana; la de mis padres, hermanos, profesores, jefes, amigos, pareja e inclusive con las propias. ¿Te has sentido así? … Yo recuerdo haber sido consciente de este sentir alrededor de los 18 años, sentir que me acompañó cada día y en crescendo hasta pasado los 23, edad en la que dejé mi país para vivir una profunda transformación.
A los 18 años decidí estudiar la carrera de psicología por dos razones; una genuina vocación de servicio y, por un profundo deseo de descubrir en qué radicaba la felicidad, algo que de niña había sido tan natural pero de adulta tan lejano. En paralelo, desafiando mi mentalidad lógica, causal, analítica y crítica, la que hasta ese momento no había dado una solución a ese profundo vacío con el que me levantaba cada mañana, comencé a estudiar diferentes ramas alternativas de sanación y autodescubrimiento.